Congratulaciones

30 de noviembre de 2012

Ayer oí la noticia en la radio mientras estaba en la cocina.  Aunque estaba sola, no pude evitar el gesto de levantar las manos, con los puños cerrados, y decir para mí misma: ¡Bien!
Me alegro muchísimo de este reconocimiento: el premio Cervantes no es uno más sino el galardón por excelencia de las letras españolas. Y Caballero Bonald es un escritor total, con un registro estilístico muy variado y una altísima exigencia estética.
En otra entradilla hablaré de su novela "Ágata ojo de gato" y del profundo impacto que me produjo su lectura. Pero también me gustaría hablar del poeta insobornable, un punto altivo, de léxico riquísimo y estructura gozosamente barroca. Creo haberle escuchado alguna vez la afirmación de que no le está permitido escribir mal, algo que puede entenderse como un don o como una fatalidad. En todo caso, sea o no verídica la anécdota, tiene más razón que un santo. Caballero Bonald es incapaz de escribir mal -es decir, sólo sabe escribir excelentemente- y eso tenía que acabar reconociéndose.
Mis congratulaciones.

(En la fotografía, dedicatoria de José Manuel Caballero Bonald en su libro "Somos el tiempo que nos queda" a Herminia Luque).

Tarde malacitana

25 de noviembre de 2012


El pasado martes el novelista y polígrafo Juan Eslava Galán estuvo en Málaga presentando su libro "Ciudades de la Bética". Dentro de los vastísimos intereses y la inmensa erudición que posee este autor, el mundo romano ocupa también en ellos un lugar importante.
Es, como confesó el autor, un libro que se debía a sí mismo. Por un lado porque con él recupera una de sus vocaciones frustradas, la arqueología -una afición, un deseo de saber sobre lo antiguo que lo acompaña casi desde la infancia, desde aquella primera excavación de una villa romana en las inmediaciones de Peal de Becerro-; y por otro lado, por lanzar, casi a modo de desafío, una reivindicación. La reivindicación de que nuestros orígenes están en Roma; son, en todo caso, romanos y cristianos, no árabes ni islámicos. En lugar de reivindicar a Almotamid, dijo el escritor, hay que buscar nuestros referentes en Columela o Trajano.
La obra no es un libro de texto; Eslava Galán dijo que pretendía crear un libro entretenido y por ello ha recurrido al expediente de dos personajes que dialogan y hablan sobre esta fecunda Bética: Bonoso (su alter ego) y Angus, un militar escocés retirado, que le da la réplica. Los dos tienen en común, -aparte de ese afán erudito y esa invencible pasión por el diálogo- un antiguo amor, una mujer que, illo tempore, rechazó a ambos....
En esta obra, en fin, nos dice el autor, se demuestra que seguimos siendo romanos. A pesar de la reinvindicación orientalista de un Al-Andalus que desapareció barrido por los avatares de la historia y más aún, afirmó, tras un siglo XVIII que deslindó religión y estado.
La presentación fue extraordinariamente amena; Eslava Galán demostró, aparte de una apabullante erudición, una más que notable capacidad de transmitirla y de conectar con el público en cuestión.


(En la fotografía: no, Juan Eslava Galán no es parte de la colección del museo pero merecería serlo).

Juan Eslava Galán, "Ciudades de la Bética". Fundación José Manuel Lara, 2012.

La Esfinge

22 de noviembre de 2012

La Esfinge es un ser enigmático, mitad animal, mitad humano. Cruel y sabia, mata al incauto que osa interpelarla con sus acertijos banales y no halla la palabra adecuada.
Giorgio Colli (1917-1979), un filósofo original y erudito, la sitúa en los orígenes de una sabiduría arcana e insondable, raíces informes de un Logos que se transformará en género literario con Platón -el creador de la fabulosa fábula de la filosofía idealista, con su mundo ideal adherido cual concha preciosa al cuerpo baboso de la vida...
Este librito está lleno de claves interesantes; parece corto, pero hay que paladearlo para disfrutar con esos imprecisos orígenes de lo que creemos que nos acompaña desde siempre -la razón discursiva- y es más reciente incluso que nuestra idea de arte o el canon de belleza masculina.

(En la fotografía, la Esfinge de Delos).

Giorgio Colli, "El nacimiento de la filosofía". Barcelona, Tusquets, 2009.

Estreno

12 de noviembre de 2012

Estoy de estreno (y no de libro, ni siquiera de zapatos...). Estreno web. Aquí está:



  
                              www.herminialuque.com

(Abajo, Herminia Luque el 20 de octubre de 2012 en Almería)


Premio Herralde

9 de noviembre de 2012


Juan Francisco Ferré ha ganado el premio Herralde de Novela, uno de los galardones con mayor prestigio en este país.
De su libro "Mímesis y simulacro" hice la reseña en este blog (ver en la etiqueta Centro Andaluz de las Letras), una obra que presentó en Málaga en mayo del año pasado. Se puede ir a la inversa, como yo lo haré, desde la teorización y la crítica a la práctica literaria, es decir, de la lectura de la obra crítica a la creación pura (la novela premiada, Karnaval), pero tampoco carecerá de interés el ir a la novela directamente, ponerse en contacto con la obra literaria sin trapecio ni arnés alguno. El tema, presumo, no estará escogido al azar aunque el protagonista (el ex director del FMI Dominique Strauss-Kahn) quizá despierte en el lector un rechazo más que comprensible. En fin, ya dejaré constancia de mi lectura en este blog.

(En la fotografía, Juan Francisco Ferré y Herminia Luque en el Centro Andaluz de las Letras, Málaga).

Juan Francisco Ferré, "Mímesis y simulacro". Benalmádena, EDA, 2011.


Todos los santos literarios

1 de noviembre de 2012

Deberíamos crear un santoral literario. Un calendario con todos y cada uno de los días del año dedicados a una figura literaria, a su obra y a los milagros y beneficios que ha obrado ésta. El escritor -o escritora- celebrado no tiene por qué estar muerto, aunque todos sabemos que la grandeza de un literato es directamente proporcional al número de días que lleva sin respirar en la atmósfera terrestre.
No todos los días podrían ser festivos, claro, pero sí alguno, un día de vacación, de holganza que agradeceríamos, pongamos por caso a Góngora o a García Baena; un día en el que no hubiera obligación de ir a misa-evento literario para no acabar aborreciendo una obra obligatoria. Que podríamos dedicar a lo que quisiéramos, a leer también.
Una vez al año, eso sí, el 1 de noviembre, por ejemplo, celebraríamos Todos los Literatos; homenajearíamos a todos los que se esfuerzan en las tareas literarias, en el deber de la letra, tengan un reconocimiento público o no, sean mundialmente famosos o conocidos en su casa a la hora de comer. Podríamos copiar la costumbre mejicana de los altares y crear pequeños altares domésticos o grandes aras públicas donde además del retrato del muerto (o pre-muerto) estén las cosas que le gustan, sus libros y sus bebidas, sus flores predilectas, las cosas, en fin, que le hicieron o hacen aún feliz.
Yo voy a empezar con la costumbre de felicitar a TODOS LOS ESCRITORES en este día. Enhorabuena a todos, y a seguir creando. A seguir creyendo en la literatura y sus miríficos efectos.