Leer es una afición peligrosa

24 de abril de 2012

Esta novelita que me han traído hoy -y que hoy mismo me acabo de leer- es una rareza encantadora. Dejando aparte su corta extensión (está incompleta en la edición que he podido conseguir, sé que hay otra más completa),  hay que resaltar que es un libro escrito por una joven de...quince años (la edad de un alumno de tercero de la ESO en la actualidad). Son los primeros pasos de una escritora que maduraría a pasos agigantados. Lo curioso es el tono moralizador que tiene el texto (o acaso no puede moralizar una adolescente...). Y más curioso es la prevención que se hace contra la lectura de novelas. Es este un lugar común presente en las escritoras isabelinas (por ejemplo en Ángela Grassi) y en las mentes biempensantes de la época. Y como vemos la joven Emilia lo había asimilado a la perfección. Solo que ella, en vez de contentarse con anatematizar la novelística de su tiempo, se dedicaría a escribir novelas de manera furibunda. Claro que hubo de dejar algunos años por medio, años en los que se formó intelectualmente, viajó, se casó, hasta tuvo hijos...Conoció, en fin, con más profundidad la sociedad y la literatura de su tiempo.
Con todo, este texto primerizo es un agradable sorpresa, donde vemos a esa voraz lectora y escritora en ciernes afirmar que la lectura es "un veneno disfrazado", "un dulce veneno seductoramente vestido, cubierto de flores, de perlas y de brillantes; veneno terrible que conocemos perfectamente y que, sin embargo le (sic) buscamos y le (sic) bebemos con verdadero placer"; y la novela algo que "posee el singular privilegio de trastornar deliciosamente las cabezas y los corazones".
 Si usted lo dice, señorita Emilia....

Emilia Pardo Bazán, "Aficiones peligrosas". Madrid, Palas Atenea Ediciones, 1989.

1 comentarios:

Índigo dijo...

Leer es una afición peligrosa, sin duda, pero no para el lector.
Un besote.