La captura de Cerbero

31 de marzo de 2010



Una de las dos novelas inéditas es realmente extraordinaria. No porque su calidad sea superior sino extraordinaria en el sentido de rara, insólita. Acumula un conjunto de rarezas que merece la pena destacar. En primer lugar, el título. Aunque remite a un conjunto de relatos que llevan como título -más o menos traídos al pelo- otros tantos trabajos de Hércules, la referencia a la mitología clásica ya es una rareza en la escritora británica. Pues no se destaca Ágatha Christie por sus referencias cultas en sus títulos; al contrario, estos remiten a objetos o locuciones de la vida cotidiana, o a sintagmas vagamente descriptivos de la obra en cuestión.
En segundo lugar, porque hay un detalle que no concuerda con la verdadera personalidad de Hercule Poirot: ¡Poirot echa de menos a una mujer! Desea la presencia de una mujer, aunque sólo sea como elemento decorativo. Y, en efecto, la mujer sofisticada que necesita aparece en el momento preciso.
En tercer lugar, la novela es intensamente política. Escrita en 1939, cuando Hitler podía ser todavía un enigma (aunque sólo para algunos pardillos como Chamberlain o Dalí), este personaje histórico cobra protagonismo. Para convertirse, eso sí, en una hermosa ucronía (que no puedo desvelar, so pena de cargarme el relato). La literatura es el reino maravilloso donde caben otros futuros, otros pasados, otros presentes. Hablando de dictadores, recuedo otra estupenda ucronía del escritor Manuel Talens, según la cual, Franco se ahogaba en sus propia mierda. Una delicia. Como en la novela de Poirot, lo que nos hubiera ahorrado...

(En la ilustración, "El enigma de Hitler", de Salvador Dalí, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía).

Ágatha Christie, "La captura de Cerbero", en John Curran, "Ágatha Christie. Los cuadernos secretos. Y dos novelas inéditas de Poirot". Madrid, Suma de Letras, 2010.

Morenatti

30 de marzo de 2010



No, no existe el machismo ¡qué va! Se ha pasado de un extremo a otro, si es que las mujeres lo quieren todo y más, se aprovechan de las leyes, se hacen las víctimas, son unas frescas, ellas se lo habrán buscado...
Las fotos de Morenatti muestran con extraordinaria crudeza esta realidad: el machismo es una ideología asesina; un conglomerado de prejuicios, tradiciones y maldad que fomenta el odio a las mujeres y deja crecer -y a veces deja pasar- las peores acciones de las que es capaz un ser humano.
La serie de fotografías de mujeres pakistaníes -expuesta en el Caixa Forum de Madrid- es el símbolo vivo del horror, de una tragedia íntima y social en estado puro. Pero esas mujeres rociadas con ácido por quienes un día las quisieron -o las desearon como mínimo- tienen nombre. Se llaman Zainab, Saira, Munira, Kanwal, Najaf, Bushra, Shameen, Shahraz, Irum, Menuna. En la exposición tuve buen cuidado de leer cada uno de los nombres, recordarlos, tratar de que sean memorables para mí como espectadora. Y no meras imágenes anónimas. Todas y cada una de ellas tienen una historia terrible que contarnos. Ha hecho falta una persona valiente que las retratara (el fotógrafo jerezano Emilio Morenatti). Pero también decenas de años de estudios feministas para rotular ese tipo específico de violencia como "de género". Esa misma violencia que en España (la semiculta y semirrica España) produce su odiosa cosecha, mes tras mes, todos los años.

(En la imagen, Saira Liaquat sostiene una foto suya; Saira fue criminalmente desfigurada por su marido).

Emilio Morenatti, "Violencia de género en Pakistán". Primer premio Fotopres "La Caixa" 09.

Los cuadernos secretos

29 de marzo de 2010



John Curran se lo ha "currado" bien: son setenta y tres los cuadernos manuscritos que la autora dejó a su muerte. Los ha editado y transcrito, acompañándolos además con dos relatos también inéditos (uno de ellos, de Poirot, verdaderamente insólito por varias razones y que más tarde comentaré).
Los cuadrenos no son "secretos" en el sentido de que deban permanecer ocultos por razones externas a ellos mismos (porque contengan información maliciosa o lesiva para terceros u otro tipo de información indeseable o que afecte de un modo grave a la obra literaria). Son secretos por su misma naturaleza, porque muestran la laboriosidad de la ejecución literaria: las anotaciones previas, las dudas, las tachaduras. El trabajo escolar que precede al relato perfectamente hecho y consolidado. Es cierto que decepciona ver esa elaboración hasta cierto punto tosca. Los lectores preferimos creer en una inspiración poderosa y lineal, una fuerza sobrehumana que dicta al oído al escritor entusiasmado ("lleno de dioses" decían los antiguos). Hay algo de voyeur y hasta de sacrílego en este fisgoneo. Como si gozásemos con la depilación de la bella mujer que se sienta ante nosotros en una ceremonia algo distante y ajena.

John Curran, "Ágatha Christie. Los cuadernos secretos. Y dos novelas inéditas de Porot". Madrid, Suma de Letras, 2010.

La bella O´Morphy

26 de marzo de 2010


La historia de la pequeña O´Morphy (capítulo XI de las memorias de Casanova)es una novela en sí misma. Una novelita terrible y descarnada, la de una niña de trece años entregada a Casanova la primera noche por una cantidad de dinero irrisoria y luego instalada en el Parc-aux-Cerfs para disfrute de Su Majestad el Rey. "Al cabo de un año, la pequeña dio a luz un hijo que fue a parar no se sabe adónde, porque Luis XV nunca quiso saber nada de los bastardos que tuvo mientras vivió la reina María".
La caída en desgracia de la amante-niña del rey es también indicativa de los horrores de una sociedad jerárquica y estamental; una sociedad en la que los súbditos no son más que piezas intercambiables en un juego burdo y arbitrario. Y el rey, ese caprichoso jugador de omnímodo poder.
Una pregunta indiscreta y la mini- O´Morphy es expulsada de la corte. Eso sí, con una buena dote en francos para maridar con un oficial del estado mayor.

(En la ilustración, el cuadro de Boucher que supuestamente representa a Miss O´Murphy).

Giacomo Casanova, "Historia de mi vida". Girona, Atalanta, 2010.

Puñetas

24 de marzo de 2010



Vila está muy cabreado. No es sólo la crisis de la mitad de los cuarenta("Es una edad a la que uno debe plantearse si le basta con cubrir el expediente", pág.15): es un auténtico tsunami lo que arrasa sus convicciones íntimas y le hace replantearse qué hace él en ese oficio de guardián crédulo del orden público. Han soltado a un pájaro que le costó mucho trabajo enchironar. A su jefe, el teniente coronel Pereira, le toca contemporizar con el "incorregible aprendiz de Bakunin": "Los jueces se equivocan. Y no sólo porque sean vagos o teman a los poderosos y no les preocupen los débiles" (página 17). Quizá en un monólogo del personaje llegásemos a conocer la naturaleza exacta de ese malestar, con todos sus recovecos y sus expresiones emocionales más profundas. Pero tenemos que contentarnos con lo que deja traslucir el diálogo con su superior.
Vila está muy enfadado con el estamento judicial. Aunque quisiera zafarse, ahora le toca trabajar en un caso que se promete difícil: un hombre ha sido asesinado en lo que parece un crimen perpetrado por un sicario, un auténtico "trabajito" profesional. Sin duda teme que algún juez le vuelva a hacer la puñeta. En vez de limitarse a vestirla.

(En la ilustración, puñetas y puños con toga).

Lorenzo Silva,"La estrategia del agua". Barcelona, Destino, 2010.

Primavera nórdica

22 de marzo de 2010


Puesto que ya estamos en la estación, vamos a darle un toque primaveral al blog. Un toque de primavera fría y nórdica -que equivale casi a un mes de enero en la Costa del Sol. Pero como este año ha sido tan atípico -tanto que parece como si le hubieran dado la vuelta el mapa y nos hubieran puesto cara al Cantábrico-, vamos a celebrarlo con unos tulipanes morados. Son bellos, pero frente a los libros, tienen la incontestable desventaja de que duran menos.

La copa dorada

20 de marzo de 2010


Bueno, insoportable no es el término que en puridad le colgaría a Henry James. He leído con evidente placer obras suyas como "Las bostonianas·, "Los papeles de Aspern" o "Washington Square", quizá la mejor y la más desesperanzadora. Pero con "La copa dorada" me pasó algo que no me suele pasar pero que pasa de vez en cuando. Llegado cierto punto dije, como en un relación personal de mal cariz: "hasta aquí hemos llegado". La irritación que me producían esos riquísimos Adam e hija y sus cónyuges respectivos, tan sutiles y evanescentes (tan cerdos en el fondo) me hicieron decir basta. Mientras cerraba el hermoso libro editado por Alba pensé con furia: "A estos los ponía yo de cajera y de reponedor en el Mercadona; a ver si les duraba la tontería".
Y éste fue mi dramático fin con el último Henry James.

Henry James, "La copa dorada". Barcelona, Alba, 2000.

Bunetti, el personaje


Dice mi primo Francisco Ortiz (el excelente escritor, autor de "Última noche en Granada") que, de las novelas de Brunetti, le gustan más las tramas que el propio personaje.Quizá resida ahí uno de los aciertos de la escritora Donna Leon: el de crear un personaje relativamente neutro; con una serie de virtudes relevantes y ningún defecto demasido llamativo. El perfecto hilo conductor para una trama que se desarrolla en medio de ese escenario monumental de corrupción y belleza (a partes casi iguales) que es Venecia.
Tampoco sabemos demasiado de la signorina Elettra (excepto que sí es capaz de enamorarse hasta las trancas, aunque pueda parecer lo contrario, como lo demostró en "Un mar de problemas"), lo que deja una amplio campo a la imaginación. Pues sabemos más del vestuario de la secretaria del vicequestore Patta (sus modelos de una elegancia italianísima) que de su propia estructura anímica y sentimental. Y no digamos de las condiciones reales de su existencia, de las que no tenemos más que leves atisbos.
Volviendo a Brunetti, de él sabemos que estudió derecho, por lo que resulta más sorprendente si cabe su afición a los historiadores de la latinidad clásica. A veces sospecho si no será una simple pose para llevarle la contraria a su esposa Paola y su insoportable Henry James.

Bollito de leche

19 de marzo de 2010


No sé si serían como los de la fotografía los bollitos de leche que ingería el ultramontano cardenal Segura. Más bien, según la descrpción que nos hace Antonio Rodríguez Almodóvar, tendrían un aspecto ligeramente más barroco, con su crestería tostadita y azucarada. Transcribo de la novela (páginas 104-105):
"En verdad era aquel bollito de leche cotidiano, procedente de la afamada confitería La Campana, una obra de arte de la repostería hispalense tradicional.Una pieza que, de no ser por lo efímero, habría pasado a engrosar las obras de arte del tesoro catedralicio, con su suave abombamiento, su cresta longitudinal de pellizquitos levemente tostados -detalle este de alta maestría artesana, debido sin duda a una mano de doncella delicada, a quien el purpurado, en lo más profundo de su alma, habría deseado conocer- y una pródiga cantidad de azúcar, cual nieve de altas cumbres derramándose por ambas vertientes del exquisito manjar. Y un crujir delicioso, en fin, en la boca del egregio consumidor, que así se diría comulgaba segunda vez con las delicias del mundo, en cantidad tolerable, por pequeña".
En verdad me recuerda al bollo suizo que nos ponían algunas veces en el colegio de monjas donde estuve interna y al que algunas condiscípulas llamaban cariñosamente
chochito.

Antonio Rodríguez Almodóvar, "Si el corazón pensara". Madrid, Alianza, 2009.

Vacaciones de Brunetti

18 de marzo de 2010


Ya me he leído mi décimo octavo Brunetti, el que empecé ayer por la noche. No, no estoy enferma ni me he quedado en casa; he dormido, he desayunado (dos veces, como suelo); he cumplido mi jornada laboral (es verdad que acortada por circunstancias excepcionales) y he podido acabar el libro. Que tampoco es ninguna proeza: otros, en horas veinticuatro, pasaban de las musas al teatro...Yo sólo leo, que es una actividad mucho más placentera que la escritura.
Ya me he dejado a Brunetti disfrutando de sus vacaciones en el Alto Adigio, en una granja con vistas al Ortlet -un impresionante pico alpino, de 3.905 m, de altitud). Una vacaciones que ha tenido que interrumpir para atender a la resolución de un asesinato que no se produce sino después de más de ciento treinta páginas de narración...Decididamente Donna Leon hace con el lector lo que quiere, incluso sumergirlo en una novela negra sin asesinato a la vista, en un verano veneciano de calor insoportable y con un costumbrismo un poco flojo al principio, como el del segundo capítulo con el bar donde trabaja Bambola, el senegalés ingeniero hidráulico. A pesar de todo, seguimos la narración dejándonos mecer en las aguas de la laguna pétrea, las calles de esa ciudad inverosímil llamada Venecia.
En la novela, Donna Leon se despacha a gusto contra ese género de embaucadores que no sólo abusan de la buena fe de las personas sino que las exprimen y las explotan hasta llegar a destruirlas. Pero no deja mejor parada la corrupción endémica de las instituciones estatales, uno de sus temas favoritos. No por nada la escritora ha prohibido la traducción de sus obras al italiano (ella escribe en inglés).
Paola sigue tan relamida y los niños, los hijos de Brunetti, tan ligeramente insoportables. O al menos me lo parecen a mí: es que las felices familias miradas desde fuera...Ya lo dijo Tolstoi que las familias felices no tienen historia o no deberían tenerla. La desgracia sí que es rentable narrativamente hablando; de eso sabe mucho la novela negra.

Donna Leon, "Cuestión de fe". Barcelona, Seix- Barral, 2010.

Décimo octavo Brunetti

17 de marzo de 2010



Ya tengo el nuevo Brunetti -mi décimo octavo Brunetti, leídos toditos- en mis manos. Trescientas quince páginas marfileñas para devorar (y una portada muy mediocre; como si Venecia no diera fotográficamente para más).
Hay muchas cosas que le envidio a Donna Leon -no todas: vivir en una ciudad con tantos problemas de humedad me da escalofríos-; sobre todo, la creación de un personaje tan cercano con el que insensiblemente nos vamos identificando y dejando llevar con blandura por unas peripecias nunca demasiado espectaculares, siempre contadas con calculada ironía y sutiles toques de humor.

(En la ilustración, "El sueño de Santa Úrsula", de Vittore Carpaccio).

Donna Leon, "Cuestión de fe". Barcelona, Seix-Barral, 2010.

Nuevo Brunetti

16 de marzo de 2010


Ya hay nuevo Brunetti. El País, en su versión digital, ha ofrecido ya el primer capítulo (formato pdf). La nueva entrega se titula "Cuestión de fe". En un tórrido agosto Vianello y Brunetti hablan de una tía de éste, aficionada al esoterismo...
Estoy frita por tenerlo en mis manos. Espero que Donna Leon le de caña a las "esoterieces". Ya lo decía Adorno: "El ocultismo es la metafísica de los mentecatos" (pág. 244).

(En la ilustración, miniatura de Las Muy Ricas Horas del Duque de Berry, con los signos del zodíaco).

Theodor W.Adorno, "Minima moralia". Madrid, Taurus, 2001.

Donna Leon, "Cuestión de fe".Barcelona, Seix-Barral, 2010.

Anne


Anne Herents. Rubias trenzas del color de la miel. Ojos azules o verdes. "Fue educada intelectualmente como un muchacho por la rigurosa mano del propio Plantino, que la quería como a una hija. Conocía el latín, había leído a Juan de la Cruz y era hábil tocado el laúd. No era no se comportaba como una mujer usual. Recordé a Luis de león, aquellas turbadoras palabras que veía cumplimentadas delante de mis propios ojos: espesura y redondez de las piernas; los pechos como dos cabritos saltadores". (pág.144).
El amor del erudito se mezcla,extrañamente, con la doctrina de la "Famille de la Charité". El ortodoxo al servicio del rey más católico se siente atraído por la bella, sin importarle las creencias que profese. "Poco a poco me fui acercando a los secretos de la Famillia (...)por permanecer al lado de Anne y también por el enorme prestigio que para mí tenía Plantino..." (pág.147).
El amor había había hecho ya su implacable labor de zapa.

(En la ilustración, Biblia Políglota. Biblia Sacra Hebraice, Graece et Latine, cum paraphrasi Chaldaice. Benedictus Arias Montanus recensuit et provabit. Antuerpiae, Christoforus Plantinus excussit, 1569-1573.)

Julio Manuel de la Rosa, "El ermitaño del rey". Sevilla, Algaida, 2007.

Cumpleaños feliz

15 de marzo de 2010



Un añito. Este blog cumple ya un año. Está ya muy grandote. Se alimenta de casi todo (no sólo de novela negra) y tiene encantados a sus papás (bueno, a su mamá, que es quien lo trajina) y a algunos amigos supongo que también. Es caprichoso el nene, pero encantador. Y lo mejor de todo, cual perfecto tamagochi ¡no necesita pañales!
Gracias a todos sus lectores, asiduos y ocasionales. Un beso.

El ermitaño del rey

13 de marzo de 2010


También Arias Montano conoció los placeres de Venus. O eso al menos quiere la ficción novelesca. En esta hermosa novela de Julio Manuel de la Rosa se nos va desvelando, desde una muerte que se sabe inminente, las peripecias vitales de este singular erudito del XVI. Benito Arias Montano,de origen modesto, llegó a ser capellán de Felipe II y fue el responsable de la monumental Biblia Regia ,editada por Plantino en Amberes."Tiempos muy oscuros", dice el protagonista, al que, como a su amigo Luis de León, persiguió con saña el Santo Oficio.
La novela (merecedora del VII Premio de Novela Corta Diputación de Córdoba) está escrita con un lenguaje exquisito. Aunque utilice expresiones del siglo áureo, su lenguaje no cae en una vulgar mixtificación sino que es una creación original y exquisita del autor. Un lenguaje literario rico en matices que ha absorbido magistralmente una erudición colosal para administrarla entre acertados coloquialismos. El relato nos va llevando, desde la penosa enfermedad del protagonista, a las vivencias íntimas y a los acontecimientos que vivió en esa Europa convulsa, de Trento a Amberes, pasando por El Escorial filipino. Arias Montano hilvana sus recuerdos para unirlos al esbozo de una hipotética biografía de Erasmo de Rotterdam.
Cuando llegue al fin la muerte, aún nos aguardará una sorpresa.

(La ilustración es de Lucas Cranach el Viejo, "Venus y Amor").

Julio Manuel de la Rosa, "El ermitaño del rey".Sevilla, Algaida, 2007.

El hereje

12 de marzo de 2010


"En mi caso, el escritor ha muerto antes que el hombre", declaró en cierta ocasión Miguel Delibes. No publicaba novela alguna desde 1998, año en el que se despidió de las letras (aún no lo sabíamos) con este formidable testamento, "El hereje". La frase, con ser terrible, nos pone en la pista de una realidad palmaria: la escritura no es lo contrario de la vida, no, como pretenden algunos. Más bien su cogollo excelso, su centro exhuberante y precario, casi efímero. Que requiere un largo aprendizaje y luego, en un momento determinado de la vida, puede desaparecer, abandonarnos, sernos negado ese don raro y preciosísimo. Luego sobreviene la muerte física, la que todos identificamos con la de verdad aunque quizá no lo sea. La vida es así de rara. La vida de un escritor sobre todo. La vida de Miguel Delibes (fallecido hoy para la historia) también.

Miguel Delibes, "El hereje". Barcelona, Destino, 1998.

El Reino del Pan Blanco como la Nieve

11 de marzo de 2010



Me dice Negra de Mí Misma que está contenta: le han dado un segundo premio en el X Certamen de Relato y Poesía "Pilar Paz Pasamar" del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera.El relato premiado se llama "El Reino del Pan Blanco como la Nieve". A pesar del título, no es un relato infantil, sino una narración sobre la memoria y sus arbitrios.
(Negra de Mí Misma va a acabar pidiéndome parte en el negocio literario).

Yo, como me lo ha dicho, os lo comunico.

Xenofobia

9 de marzo de 2010




Uno de los temas que trata la novela es el racismo y la xenofobia. Dentro de una tónica políticamente correcta (aunque el protagonista no lo sea del todo), el texto narrativo va desvelando los aspectos más negros de una sociedad que se ha considerado siempre de las más abiertas y tolerantes del mundo. ¿Odio al extranjero en la idílica Escania, en ese pacífico sur de pequeñas y prósperas ciudades con nombres de sofá de Ikea? Sí: odio que puede degenerar en el crimen más abyecto. Pero el mal, nos dice Mankell, no depende de tu carné de identidad, de dónde procedas o a qué te dediques.
Entretanto, Wallander tiene sueños eróticos con una mujer negra."Hay un tiempo para vivir y otro para estar muerto", repite el protagonista varias veces a lo largo de la novela. Amar, aunque sólo sea en sueños, también es parte de ese tiempo de la vida.

Henning Mankell, "Asesinos sin rostro". Barcelona, Tusquets, 2009 (1991).

Pasión racionalista

  Tal vez debamos rendirnos y admitirlo sin renuencias: Ágatha Christie es la maestra indiscutible del suspense, de las tramas perfectas que siempren sorprenden al lector y acogotan al escritor. Y  los demás no podremos llegarle jamás ni a la suela de los zapatos. Incluso en este relato  relativamente corto (aunque no tanto), "Testigo de cargo", hay materia suficiente como para dejar planchado al lector y algo escamado al escritor. ¿Cómo es posible que vuelva a hacerlo? Hacer bajar las defensas al lector-crítico, que queda de nuevo seducido por la narración en apariencia sencilla pero que esconde toda su potencia dramática bajo esa aparente simplicidad. Incluso los recursos un poco groseros (ese gusto por el engaño y los disfraces  rocambolescos) se le disculpan a la autora tras conseguir esa eficacia narrativa tan completa.
En este volumen hay también algunos relatos con referencias al espiritismo; espiritismo que queda burlado por el impenitente espíritu cartesiano de la autora; Ágatha Christie no admite bromas con las explicaciones de sus casos, siempre perfectamente racionales; demasaido para un mundo que no siempre lo es.
Quizá, después de todo, sea la pasión racionalista lo que mejor explique a la autora.


Ágatha Christie, "Testigo de cargo". Barcelona, RBA, 2009.

7 de marzo de 2010

Uno de los secretos del éxito de Wallander reside en su desastrosa vida personal. Leemos cada uno de los volúmenes y asistimos incrédulos al lamentable aspecto de la vida privada de este personaje, desde su alimentación -el alcohol se convierte en una de las cosas que ingiere con mayor frecuencia- o su higiene -la ducha no es su pasatiempo favorito-, hasta las relaciones personajes. El lector se regocija con el intenso contraste entre su eficiencia profesional y su ineficacia a la hora de gestionar sus sentimientos y las relaciones con las personas a las que quiere.
En este libro, Kurt Wallander acaba de ser abandonado por su esposa, Mona, y tarda bastante en aceptarlo. Su hija Linda no le hace mayor caso. Y su padre es un señor obsesivo y atrabiliario, aunque aquí la culpa quizá no sea del propio Wallander sino del carácter y las circunstancias de su progenitor.
Por las noches, Wallander sueña con una hermosa mujer negra. Y por el día con una sofisticada mujer de Estocolmo, fiscal para más señas. Pero seguirá solo. Porque la soledad es más literaria y deja abierta la puerta a quién sabe qué aventuras amatorias. Las familias con dos hijos y adosado sólo convienen al fisco y a cierto segmento de anunciantes.

(En la fotografía, la calle Mariagatan de Ystad, donde se supone que vive el protagonista).

Henning Mankell, "Asesinos sin rostro". Barcelona, Tusquets, 2009 (1991).


Testigo de cargo

6 de marzo de 2010

Hace ya tantos años que vi la película que ya no me acuerdo absolutamente de nada; de modo que voy a enfrascarme en el libro sin el referente cinematográfico. O en todo caso con el referente que yo qiuera: una Marlene Dietrich en todo su esplendor (cuando trabajó en el filme de Billy Wilder, la actriz alemana tenía ya la bonita edad de cincuenta y seis).
Con sorpresa compruebo que en realidad "Testigo de cargo" es un relato breve de los nueve que componen el delgado volumen de bolsillo; espero que no me decepcione. Ya os contaré, queridos y selectos lectores. Cuando sea mayor e intensamente rica, me haré encuadernar los libros de Ágatha Christie en piel y oro, y dejaré reposar estos deleznables volúmenes de bolsillo en los que leo a la escritora británica en algún infierno (una segunda fila, un altillo de estantería); ya os contaré también, queridos lectores.


Ágatha Christie, "Testigo de cargo". Barcelona, RBA, 2009.

Bellino

3 de marzo de 2010


Uno de los episodios leídos al azar (entre los dos volúmenes, que suman más de tres mil quinientas páginas) es el del castrato Bellino. Un joven bellísimo al que Casanova cree en realidad una muchacha. El veneciano cuenta sin tapujos su curiosidad y las peripecias a las que ésta lo conducen. Precisamente, en el prefacio, Casanova reconoce que cultivar los placeres de los sentidos fue su principal tarea en la vida para, a renglón seguido, añadir que "me he apasionado por cualquier objeto hecho para excitar la curiosidad". El traductor, Mauro Arminño, señala defensa que de sus distintos saberes y oficios hace Casanova. Tampoco va a resultar ahora un filósofo ilustrado (del carácter de símbolo que tiene da fe el nombre propio convertido en sustantivo común, sinónimo de ligón universal). Pero en su obra tenemos suficientes elementos para pensar que no sólo fue un obseso sexual muy viajado sino, sobre todo, la conciencia de la fuerza de esa pulsión sexual puesta por escrito. Con la convicción y la fuerza que sólo puede otorgar la distancia en el tiempo.

(En la ilustración, una de las imágenes andróginas que la mezzosoprano Cecilia Bartoli pone en su disco dedicado a los castrati, titulado expresivamente "Sacrificium").

Giacomo Casanova, "Historia de mi vida". Gerona, Atalanta, 2009.

Historia de mi vida

2 de marzo de 2010

No, no voy a contar la historia de mi vida (menudo aburrimiento) pero sí algo de mi vida, del regalo que acabo de recibir: la carísima edición de las memorias de Casanova, que sopesé comprarme y hasta pregunté si no vendían los tomos sueltos, y finalmente dejé con pesar en el expositor de la librería. Y ahora aparecen, como por arte de magia, en la mesa de mi estudio, frente a la pantalla del ordenador cuando vuelvo del trabajo, exhausta, a las siete y pico de la tarde.

Giacomo Casanova, "Historia de mi vida". Gerona, Atalanta, 2009. 2 volúmenes; prólogo de Félix de Azúa; traducción y notas de Mauro Armiño.

Las habas

1 de marzo de 2010


He acabado de leer"La leona blanca". Como en el chiste de las habas ("-¿Te gustan las habas con jamón?.-Sí, hasta sin habas"), me ha gustado este Wallander...hasta sin Wallander. Es decir, que la historia sudafricana es lo suficientemente intensa por sí misma como para no necesitar a nuestro querido comisario de Escania ("aquel comisario de provincias regordete", pág. 450). La inclusión del escenario sueco parece, además, demasiado forzada. Y hasta las peripecias de Linda y Kurt palidecen ante la fuerza de lo que se desarrolla miles de kilómetros al sur, en esa Sudáfrica de los boere a punto de saltar por los aires.
La historia de Jan Kleyn y su pasión secreta, Miranda, tiene la fuerza de una tragedia griega, teñida de sangre y de pasiones humanas exacerbadas hasta el paroxismo.
Quizá fue aquí cuando Mankell supo que el molde-wallander no resistiría eternamente y decidió que algún día habría de desaparecer. Los días de Wallander eran habas contadas.

(En la ilustración, un cactus llamado Argyroderma pearsoni).

Henning Mankell, "La leona blanca". Barcelona, Tusquets, 2009.