Estudio

30 de noviembre de 2009


Al comienzo de esta novela, Maupassant describe así el estudio de un pintor tras la febril actividad del artista. Un recinto que también podría ser el estudio de un escritor (el de Goethe en la ilustración):
"Ene sas paredes en donde el pensamiento habita, bulle, se agota en violentos esfuerzos, parece como si quedase extenuado, abrumado en cuanto amaina la actividad. Todo semeja muerto tras esos estallidos de vida; y todo descansa, los muebles, las telas, los grandes personajes inacabados en los lienzos como si la casa entera hubiese padecido la fatiga del maestro, hubiese sufrido con él, tomando parte, cada día en su lucha siempre renovada".

Guy de Maupassant, "Fuerte como la muerte". Barcelona, Bruguera, 1983. Traducción de Javier Albiñana.

Pintoras, fotógrafas, escultoras

29 de noviembre de 2009

¿Por qué no está recogida esta obra en la historiografía artística como uno de los mejores retratos cubistas? Pintada hacia 1915, su autora es, claro, una artista oscura, mal conocida, que anda por loa márgenens de una historia oficial sancionada y escrita de una vez por todas: Olga Sacharoff. Por fortuna ha sido escogida como emblema y cartel publicitario de la exposición que se muestra en el Museo de Bellas Artes del Palacio de Carlos V en la Alhambra. Una muestra algo heterogénea pero que recoge propuestas interesantísimas, desde una joven Gertrudis Rivalta (Cuba, 197!) hasta una Frida Kahlo menor pero emocionante, en un diario lleno de patéticas declaraciones de amor y dibujos como tormentas de color, pasando por una Maruja Mallo, una Meret Openheim siempre original o una Lempicka en naturalezas muertas algo convencionales.

Una artista no publicitada, no expuesta, es, por desgracia, una artista muerta.

"Creadoras del siglo XX". Museo de Bellas Artes, Palacio de Carlos V (Granada, España). Octubre, 2009-enero, 2010.

J de juicio


Esta vez Kinsey hace un poco de turismo. Se desplaza hasta un lugar de la Baja California llamado "Viento Negro". Cuando aterriza alli comprueba, en efecto, que Viento Negro es eso, un viento que arrasta un polvillo volcánico que se pega hasta en el paladar...Aunque el hotel en el que se hospeda al menos hay racimos de buganvillas de color púrpura.
El encargo que tiene es dar con el paradero de Wendell Jaffe un tipo que, tras cometer una estafa en el sector inmobiliario, deja una carta diciendo que se va a suicidar. Pero su cadáver nunca apareció y hay sospechas más que fundadas de que pasea sus huesos por tierras mejicanas...El curso de la investigación llevará anuestra detective a un descubrimiento más increíble aún: ella, que se cree huérfana y sola en el mundo, tiene una apreciable parentela. Y no sabe qué hacer. Literalmente dice: "Parece una lata de gusanos". Henry, más diplomático, afirma: "La caja de Pandora". Y es que una familia, encontrada así de pronto, vaya usted a saber cómo resulta.


Sue Grafton, "J de juicio". Barcelona, Anagrama, 1994.

Víctor Jara

28 de noviembre de 2009


Víctor Jara sí tendrá un entierro multitudinario. Treinta y seis años después de que fuera vilmente torturado y asesinado, tendrá el homenaje que no pudo tener en los oscuros momentos después del golpe de estado de 1973 en Chile. Ahora sus restos, analizados por forenses que han determinado que se le destrozaron las manos a golpes y que fue acribillado a balazos, van a recibir el homenaje de los que lo admiraron entonces y de los que lo admiran hoy.
Como Federico, fue asesinado en plena madurez artística.
Pero ¿qué va a pasar con Federico? ¿Tendrá el homenaje que se merece? ¿No se van a recuperar sus restos y a honrarlos como se debiera?La muerte de Federico García Lorca parece más bien una suma infinita de muertes, el cómputo ilimitado de toda suerte de ignominias.
Víctor Jara descansará al fin en paz, restituida al menos su memoria.

Aluminio

27 de noviembre de 2009


No, Cornelia Weber-Tejedor no cumplirá sus bodas de aluminio, es decir, los diez años de matrimonio. A Rosa Ribas la imaginamos felizmente casada, pues en la novela expresa su agradecimiento a su esposo Klaus ("Sin él nada sería posible", dice). Pero para su protagonista ha imaginado una vida amorosa incierta. Se irá de vacaciones con su amiga Iris, posponiendo las decisiones que conciernen a su futuro más íntimo. A pesar de que ya están incrustadas en el fondo de su cerebro. Como se dice en un pasaje, " en el mundo hay dos tipos de personas, los bebedores de té y los de café". Y Cornelia pertenece al último grupo y su marido al primero. (No sé dónde he leído que el café es la bebida de la razón y el té un lene sucedáneo). No es que personas con gustos diferentes no puedan amarse, pero la felicidad amorosa, ya lo decía Álvaro Pombo, es mucho menos literaturizable.

Rosa Ribas, "Con anuncio". Barcelona, Viceversa, 2009.

Naturaleza muerta

26 de noviembre de 2009



No escasean, aunque parezca mentira, los pintores asesinos (ya me ocupé en otra entradilla de Alonso Cano, acusado de la muerte de su esposa). El bodegonista Meléndez despachó, con una tanda de cuchilladas y en compañía de su hermano, al violador de su hermana. La historiografía no ha logrado dilucidar si la infortunada joven era Ana o Clara, así nos informa Félix de Azúa. El autor en su artículo señala el contraste escalofriante entre el pintor, un auténtico majo, un guapo según la terminología dieciochesca (hoy diríamos chulo o simplemente criminal), y la pintura irreal de sus bodegones, con sus cacharros, sus alimentos descritos con “ojos angélicos o diabólicos, pero no humanos”. No pintó este artista carne alguna ni personas (excepto la suya propia) y sí un repertorio asombroso de utensilios domésticos pintados “como si fueran joyas” . Azúa no deja de asombrarse, y con razón, ante un personaje tan arrebatado y el autor de “una pintura tan fría y detenida”. Yo tampoco dejo de admirarme ante la prosa de Félix de Azúa, su penetración psicológica y su fino análisis estético.


(El bodegón de la ilustración forma parte del paisaje de mi infancia porque una reproducción estaba en la cocina de mi abuela Herminia, aunque el limón no lo recuerdo; mucho tiempo después supe que eso era un pedazo de salmón).


Félix de Azúa, "Una mirada desafiante", artículo publicado en El País el 26 de noviembre de 2009.

Werther

25 de noviembre de 2009


¿Por qué en 1774 una novela como el Werther podía convertirse en un auténtico best-seller? Una novela que, leída con pasión, imitada y traducida hasta la saciedad, creadora de modas en las formas de vestir y hasta de sentir, puede leerse más de doscientos años después sin que hayan encogido sus perosonajes (bueno, la pavisosa de Lotte tal vez) ni menguado su grandeza literaria. ¿Ocurrirá eso dentro de doscientos años? ¿Serán legibles tantos libros vendidísimos, frutos en hojas de las técnicas de venta y publicidad más burdas, exhibidos como mercancía perecedera en las grandes superficie comerciales?
¿Qué sobrevivirá de tanta morralla subliteraria?
¿Quién se acuerda de los grandes folletinistas del XIX? ¿Alguien lee a Manuel Fernández y González, tan popular en su tiempo?
El escritor, si lo es de verdad, ha de albergar la esperanza insensata pero certera de que lo lean las generaciones posteriores.
Mientras se contestan la preguntas anteriores, leamos el Werther y sonríamos un poco al imaginarlo con su frac azul y su chaleco amarillo, tan intensamente desgraciado.


Johann Wolfgang von Goethe, "Las desventuras del joven Werther".
Madrid, Cátedra, 2000.

Haiku

23 de noviembre de 2009


en mi sarcófago
pónganme dos frazadas
y un diccionario

(Dedicado a Domingo Villar, a quien no conozco).

Mario Benedetti, "Nuevo rincón de haikus". Madrid, Visor, 2008.

El accidente

22 de noviembre de 2009

















Esta novela de Ismail Kadaré no es una novela negra. Pese a la faja publicitaria, pese incluso -me atrevería a decir- a los editores.
No es una novela que se pueda adscribir al género porque toda la narración está envuelta en un halo de bruma que casa mal con las convenciones del género negro. Una bruma poética que elude las descripciones detallistas y los diálogos verosímiles. Incluso los signos convencionales de los diálogos, como son los guiones.
El comienzo bien podía ser el de una novela "polar" convencional: en un extraño accidente de tráfico muere una pareja, Besfort Y,. y Rovena St. El conductor del taxi, malherido, hace una extraña declaración diciendo que antes de salirse de la vía vo algo extraño por el retrovisor: la pareja intentaba... besarse.
La debilidad de la anécdota no empece una escritura a ratos mágica, a ratos levemente irracional, con la que se explora, más que un conflicto de dimensión internacional (la guerra de los Balcanes), que sirve como marco algo distante de la narración, la insondable relación que a veces establecen los humanos y que llaman amor.

(La ilustración es un óleo de Alfonso Ponce de León titulado "Accidente", fechado en 1936).

Ismaíl Kadaré, "El accidente". Madrid, Alianza, 2009.

Diceria dell´untore

19 de noviembre de 2009



Hubo una época de mi vida en la que, no pudiendo hacer otra cosa, me dediqué a copiar párrafos enteros de "Perorata del apestado". La M-30 y Moratalaz a lo lejos fueron el contrapunto de una Sicilia estetizada. Copié los párrafos, que me repetía con tenacidad,como si quisiera interiorizar un estilo que no era el mío pero de una belleza tan furibunda que sólo cabía caer de rodillas. Los teletubbies al fondo y una escritora en agraz recopiando al monstruo siciliano.

UNTORE:Distribuidor y fabricante de los untos pestíferos, esparcidos por esta ciudad, para extinción del pueblo...

Gesualdo Bufalino, "Perorata del apestado".Barcelona, Anagrama, 1998. (En la página 12, una falta de ortografía: jirones escrito con "g").

El amante de los diccionarios

18 de noviembre de 2009


Todo escritor debe ser, en mayor o menor grado, un amante de las palabras. Que sea un amante de los diccionarios, no es obligatorio pero sí esde agradecer. Domingo Villar abre cada uno de los capítulos con las distintas acepciones de una palabra. Una palabra en apariencia sencilla, como "barra" o "testigo", pero que de repente se carga de connotaciones misteriosas, de ecos nunca escuchados que pugnan por salir a la superficie del significado. Con este procedimiento, se crea en cada capítulo una tensión interna, una minúscula intriga que se resuelve cuando adjudicamos el significado preciso de la palabra al contenido del capítulo en cuestión. Una micro-intriga muy efectiva.
Todo escritor es, en definitiva, un detective de palabras. Aunque algunos más que otros.

Domingo Villar, "La playa de los ahogados". Madrid, Siruela, 2009.

Los libros subrayados

17 de noviembre de 2009


"Los libros no se subrayan", me dicen un adulto y un joven el mismo día. "A lo sumo" remacha el adulto,"se subraya con un lápiz". Yo les replico lo mismo: que los libros son míos. He pagado religiosamente por ellos; el autor tiene ya sus euros correspondiente -los menos, supongo. Ahora me apropio de ellos; los subrayo con furiosos fluorescentes (ácidos rosas, verdes limones). Los enriquezco con notas marginales o con dibujos alusivos. Un intelectual, afirma Steiner, es aquella persona que lee con un lápiz en la mano, es decir, aquél que dialoga con el texto, no se somete a él; puede admirarlo,reverenciarlo, pero nunca acríticamente. Yo tengo para mí que "libro subrayado, libro amado". El desdén libresco, como el amoroso, pasa por no tocar.

Hannah Arendt

15 de noviembre de 2009

Si por su amante hubiera sido, ella hubiera perecido en cualquier campo de exterminio. No habría escrito la mayor parte de su obra filosófica, como "La condición humana", obra fundamental del pensamiento del siglo XX. Ella era la alumna brillante, él el filósofo consagrado. Es difícil saber qué clase de relación hubo entre ellos, si fue un deslumbramiento mutuo o hubo un amor verdadero entre la joven judía y el alemán neto.
Heidegger, es bien sabido, bajó la cerviz ante el poder nazi. Ella tuvo que huir y acabó instalándose en Estados Unidos.Aún así, pasada la guerra, ella reanudó la amistad y visitó al filósofo en su residencia alemana. Hannah publicó "Los orígenes del totalitarismo", un libro que le valió el reconocimiento internacional. Pero tal vez siguió amando al cómplice de los que la hubieran mandado a la muerte sin pestañear.

Elzbieta Ettinger, "Hannah Arendt y Martin Heidegger".Barcelona, Tusquets, 1996.

K de Kinsey


Cosas de la traducción: en el original la K es de "killer". Así se entiende mejor que la novela comience con la definición jurídica de "homicidio" criminal...Porque eso tendrá que investigar Kinsey: la muerte de una chica, Lorna Kepler, que ha aparecido muerta en el cuchitril en el que vivía. Lorna no era un angelito: se dedicaba a la prostitución de lujo, había participado en al menos una película pornográfica y había amasado una cantidad de dinero sospechosamente alta. Pero tenía una madre. Y las madres, ya se sabe, siempre piensan que los profesores suspenden a sus criaturas porque les tienen manía, y que, hagan lo que hagan, los frutos de su vientre no son lo que parecen...La madre, una vaquera urbana con tanta bisutería encima como para montar una tienda, le pide a Kinsey que investigue. El caso ya ha sido investigado por la policía, por Cheney Philips, y no se ha encontrado al culpable. Pero nuestra amiga es cabezota y, si se empeña en algo, lo consigue. Aunque no sé por qué no se empeña en abandonar esa dieta que incluye hasta bocadillos de máquina...Claro que es Cheney (un Cheney de pelo rizado "como el de un perro de lanas de calendario") quien se lo trae junto con bolsitas de salsa picante, tomate, mahonesa y mostaza. Si es que hay hombres doblemente malos para el corazón...

Sue Grafton, "K de Kinsey". Barcelona, Tusquets, 1995.

Lectora

13 de noviembre de 2009


Cornelia sale a correr con su amiga Iris. Ésta, inopinadamente, le pregunta que si de verdad lee novelas policíacas. La comisaria dice que sí. Y su amiga se extraña: "(...) es como llevarse trabajo a casa". Pero Cornelia le replica que la mayoría de las veces lo que se narra se parece muy poco a lo que hacen los policías (ella, personaje de ficción lo afirma). La pirueta metaliteraria no concluye aquí, pero sí lo que a mí me interesa anotar: faltaría más, digo yo. La novela policíaca es un artefacto literario y, como tal, se cosntruye con los elementos literarios propios (un tema convencional, un formato narrativo, una tradición literaria -la que arranca de la novela decimonónica, con su descripción del entorno social, su carga de folletón, su costumbrismo urbano). Lo que sí se le pide a la novela policíaca o negra en general, es versosimilitud. Que utilice esos recursos literarios y los datos extraídos de un entorno concreto de una forma creíble. Y que se digan los menos disparates posibles acerca de las labores policiales. Que, como todas las labores, son tediosas pero de una concreción meridiana.

La ilustración reproduce un cuadro de Francine Van Hove y se titula "Liseuse".

Rosa Ribas. "Con anuncio". Barcelona, Viceversa, 2009.

La carne obscena

11 de noviembre de 2009



En otro lugar he escrito que la única carne obscena es la de los muertos. En una sociedad en la que el sexo ha perdido en parte su carácter escandaloso para convertirse en un objeto de hiperconsumo, la única obscenidad verdadera, la auténtica, es la de la muerte. No la muerte ficcionalizada, pasada por los filtros de los medios de comunicación audiovisual, las artes tradicionales o los géneros literarios, sino la muerte cercana, cotidiana, la que nos atañe a cada uno de nosotros con su cercanía insoportable.

www.lacavernadeplaton.com. Revista de filosofía co-dirigida por Luis Fernández-Castañeda Belda.

Trotsky


Pongo "Trotsky" en el buscador de imágenes y me salen ciento veintiseis mil perros que se llaman "Trotsky". Raro capricho el de sus dueños. Insisto. Busco ahora un Trotsky joven, un Trotsky antes de Trotsky, y lo encuento. Un joven ligeramente estrábico, con una piel tersa como una manzana y pletórico de pelo y de vida. La camisa de tirilla, sin cuello, es encantadora. ¿Qué piensa cuando le hacen la foto? Nada, como siempre que nos hacen fotos. Puede que en la vida, que se abría dilatada ante sus ojos...Qué se iba a imaginar el joven Trotsky que se iba a converir en una figura histórica controvertida pero crucial en la historia de Rusia. O que iba a ser asesinado en Méjico por un sicario español...Menos todavía podía imaginarse que un escritor cubano novelaría su trágico final.

Leonardo Padura, "El hombre que amaba a los perros". Barcelona, Tusquets, 2009.

Muerte de Antínoo

10 de noviembre de 2009


La muerte del joven bitinio sigue envuelta en el misterio, como conviene al mito. La realidad nunca se compadeció bien con las historias amorosas, de modo que a éstas les conviene zonas de sombra a discreción. Lo único que sabemos es que Antinoo murió ahogado en el Nilo y fue divinizado. El emperador Adriano mandó erigir estatuas del joven, que quedó así inmortalizado con su juvenil belleza.
¿Se suicidó Antínoo para que los hados protegiesen a su amado, el emperador? ¿Sucumbió a una intensa melancolía, como sugieren otros? ¿Fue un accidente trivial lo que lo hizo acceder al número de los inmortales? La emperatriz Sabina, es fama, no derramó ni una lágrima por el infortunado joven.

Las contradicciones de Cornelia

8 de noviembre de 2009


El personaje de Cornelia no está exento de contradicciones: es una mujer fuerte y decidida, pero vulnerable también. Como comisaria de policía tiene una trayectoria profesional y unas aptitudes indiscutibles. Sabemos también que es atractiva; en algún lugar se dice que tiene la nariz torcida, pero este detalle no empece un aspecto que debe ser agradable en su conjunto. Y tiene, además, treinta y nueve años y una vida sentimental lamentable. ¿Por qué sigue con un tipo que la ha dejado durante un tiempo para irse a Australia a "encontrarse a sí mismo" y que la llamaba por teléfono para preguntarle si no se alegraba por él? ¿Por qué acepta que la chantajee con la edad y el deseo nebuloso de tener hijos? Sí, es su marido; se llama Jan. Hijo de un zoólogo naturista del que ha heredado algunos de sus preceptos (duchas frías, dormir con la ventana abierta...). Me quedan ciento y pico páginas para acabar la novela. Pero a Jan, sospecho, no le quedan ni dos telediarios.

(Fotografía de Ayers Rock, Australia).

Rosa Ribas, "Con anuncio". Barcelona, Viceversa, 2009.

Alda Merini

7 de noviembre de 2009




La vida de la poetisa Alda Merini (Milán, 1931-2009) fue un intenso claroscuro. Períodos de lucidez visionaria, en los que escribió su magnífica poesía, alternaron con períodos de negra lucidez, en los que fue recluida en diversos manicomios y sometida a brutales terapias. La locura, en su caso, no fue el reverso de la creación sino una fuente oscura y densa, embarrizada y matérica, que la nutrió en profundidad.
También escribió (y ha sido una sorpresa para mí constatarlo) una novela negra. No hay, que yo sepa, traducción al español. Por las reseñas que leo en italiano, narra con descarnado humor el caso del hallazgo de "una tibia in giardino": un "osso integerrimo di un uomo integerrimo".
Paradojas de la vida, Alda ha muerto de un cáncer óseo. Ella, la empedernida fumadora, la portadora de perlas en la pobreza.

Alda Merini, "La nera novella". Rizzoli, 2007.

Un cadáver en la biblioteca

5 de noviembre de 2009


Por algo es la reina del género negro:el comienzo de la novela tiene la levedad y la gracia de las mejores comedias, el tono justo de humor para ahuyentar el morboso tema que se desarrolla. A pesar, incluso, de que existe una ley no escrita de que jamás se debe contar un sueño en una novela (el lector no se merece que utilicemos los recursos narrativos oníricos en provecho exclusivo de los que escribimos; el lector suele quedar burlado o frustrado al descubrir que es un sueño lo narrado).La señora Bantry sueña y es despertada, no con el tintineo de la porcelana con el primer té del día, sino con la sorprendente y desagradable noticia de que hay un cadáver en el suelo de su biblioteca....Desde luego no hay peor sitio para un cadáver: el pobre ya no puede leer e impide a los otros acceder a los libros, aunque sea por poco tiempo.

Ágatha Christie, "Un cadáver en la biblioteca. El caso de los anónimos".Barcelona, Debolsillo, 2003.

Madero



"Madero", en el argot, significa "policía". Veo las estadísticas de mi blog y compruebo que algunas personas entren en él desde Puerto Madero (uno de los barrios más pujantes del Gran Buenos Aires, Argentina) y también desde Ciudad Madero (Tamaulipas, Méjico).
Si es que no podía ser de otra manera... (Gracias, anónimos blogueros).

Chorizos

4 de noviembre de 2009


¿Quién novelará este panorama de chorizos? Un paisaje en el que, un día sí y otro también aparecen casos de corrupción en ayuntamientos de toda laya (grandes y pequeños, girondinos y jacobinos, costeños y de interior). No es que el engaño y la choricería sean patrimonio de los políticos municipales, ni que en el conjunto de las actividades económicas no haya robos ni engaños. Pero resulta tan notoria la podredumbre y tan contaminada la acción política por una serie de politicastros, que da grima acercarse a la res publica. Ni siquiera de forma literaria.
En el teatro del siglo XVIII había "chorizos" y "polacos" (partidarios de una u otra estética teatral). En la actualidad somos más los "polacos"; pero los chorizos, como los de la fotografía, gozan de una lustrosa visibilidad.

Muertes de perro

3 de noviembre de 2009



Cuando estalló la Guerra Civil,en 1936, Francisco Ayala tenía treinta años. Pero ya era catedrático de Sociología y letrado de las Cortes españolas; ya había escrito su obra más vanguardista y ya tenía una hija que, con el tiempo, se convertiría en una prestigiosa historiadora del arte. Podía haber sido el hermano menor de Federico, nacido tan sólo ocho años antes que él.
Federico García Lorca y Francisco Ayala compartían un mismo lugar de origen, pero no pudieron tener finales más distintos: Federico fue asesinado en la flor de la vida; Francisco disfrutó de una vida longeva. Federico murió como un perro, víctima del alzamiento que desembocaría en una dictadura; Francisco escribió una alegoría sobre las dictaduras (todas las dictaduras y su cinismo irrevocable), una obra literaria perfecta titulada "Muertes de perro" (1958).

(Francisco Ayala ha muerto hoy, a los ciento tres años de edad)

Francisco Ayala, "Muertes de perro". Madrid, Alianza, 2006.

Huesos de santo

2 de noviembre de 2009


En estos primeros días de noviembre hay costumbres acrisoladas, como la de acudir a los cementerios con generosos ramos de flores. O la de endulzarse el paladar con dulces como los llamados "huesos de santo". No son costumbres tan disímiles, como pudiera parecer. Aunque la segunda puede ser interpretada como un mecanismo de compensación ante el terrible hecho de la muerte (disfrutemos de lo dulce de la vida), también es una continuación del rito primero, en el sentido de que hace referencia (bien es verdad que de una forma laxa e irónica) a la santidad de los personajes que la iglesia católica ha sancionado como tales.
El culto a los restos corporales, a las reliquias, comienza en los primeros momentos del cristianismo, desde los primeros mártires. Pero se perpetúa a lo largo de toda la historia de la iglesia.Con esa devoción se busca la cercanía de los santos, de los intercesores ante Dios. En el fondo no es sino una forma de devoción extrema hacia lo corpóreo que habrá de resucitar, en todo su esplendor, al final de los tiempos.

Pedro Castillo Maldonado, "Los mártires hispanorromanos y su culto en la Hispania de la Antigüedad Tardía". Granada, Universidad de Granada, 1999.

Mujeres y academias


Durante el siglo XVII surge la ciencia tal y como la entendemos hoy. Nace al margen de las esclerotizadas universidades, heredadas del Medievo, que son incapaces de servir como cauce a una nueva forma de comprender y estudiar el mundo. Se crean por tanto instituciones nuevas, las Academias, que sí dan cabida a la nueva ciencia matematizada y experimental. A lo que no dan cabida estas nuevas instituciones es a las mujeres. Este contexto (un nuevo panorama epistemológico e institucional) podía haber sido el adecuado para que las mujeres se incorporaran al nuevo quehacer científico. Pero no fue así. Como señala con humor Londa Schiebinger refiriéndose a la Royal Society de Londres, "Durante casi trescientos años, la única presencia femenina permanente en ella fue un esqueleto conservado en la colección anatómica de la sociedad".

Londa Schiebinger, "¿Tiene sexo la mente?". Madrid, Cátedra, 2004.

No acosen al asesino

1 de noviembre de 2009




Un escenario agathacrhisteano: una cristalera de doble hoja que da al jardín y un sillón frente a ella; el juez Medina dormita. Quizá está soñando con su propia muerte, aventura el asesino. Y acto seguido lo degüella. Éste es el comienzo de la novela. Como el resto de la serie, la novela está protagonizado por la jueza Mariana de Marco, que aquí está al frente del juzgado de primera instancia en la localidad ficticia de San Pedro del Mar. En otro volumen de la serie, se trasladará a otra ciudad. Pero éste es su primer destino (y su primer caso novelado). Mariana se ha integrado relativamente tarde en la judicatura, después de haberse dedicado bastantes años a la abogacía, y después de haberse divorciado.
El asesinato se ha producido en la zona residencial de Las Lomas, una zona de chalés rodeados de jardines amplios. Mariana está relacionada con esa sociedad acomodada (una amiga de toda la vida reside allí) donde por supuesto vive también el asesino.
Lo interesante de la trama será conocer cómo Mariana va ordenando las piezas del puzzle macabro que siempre es un asesinato y, sobre todo, conocer las razones de ese inexplicable asesinato. Como dice el asesino, asombrado ante su propia tranquilidad de espíritu, “Uno nunca acaba de conocerse a sí mismo”.


J. M. Guelbenzu, “No acosen al asesino”. Madrid, Punto de Lectura, 2007.